Ceramic Art | Forme sinuose e simmetriche. Un perfetto equilibrio tra forza e dolcezza, tra geometria e arte. Sono le ceramiche di Maxine Álvarez, l’unione armoniosa tra materia e creatività. Nata e cresciuta in Messico, è sempre stata avvolta da un ambiente artistico, ricco di spunti, immaginazione e genio creativo, anche grazie all’attività del padre, il pittore Maxine Scherb.

La ceramista comenzó su carrera en 2014 para después mudarse a Los Ángeles, California, después de concluir su licenciatura en literatura. Un viaje que la lleva a sumergirse por completo en el arte de la cerámica.  

Una pasión que se transpira en cada una de sus creaciones y que expresa, en cada centímetro de arcilla, la búsqueda y exploración continua del propio material.

 

Entender la pasta, sus características, su maleabilidad y resistencia, son la base del trabajo de todo artista.

Una fusión entre técnica y creatividad que se manifiesta como máxima expresión en su cerámica.

Finas líneas que transmiten solidez, quietud y silencio. El único sonido permitido es el del torno, instrumento que da voz al material y a la historia intrínseca que contiene.

Porque la arcilla tiene recuerdos. Contar una historia. Una melodía que late al ritmo natural de la tierra, reflejando en todas sus partes la íntima conexión entre la tierra y todo lo que vive y fluye en ella, agua, tierra, fuego y aire.

 

 

 

Cada pieza proviene de la relación personal del artista con el material en sí. Las manos siguen la misteriosa historia de la arcilla y dan forma a un nuevo capítulo.

Y así, quien se convierte en su dueño inicia una historia íntima y única con el objeto, que deja su historia pasada para convertirse en parte integral de algo nuevo y de la vida de quien lo elige.

Fuerza, acción y sonidos de lugares lejanos. En las creaciones de Maxine Álvarez se reviven las vivencias vividas por la materia y de la que procede. Un viaje por la tierra que se modela y se recrea a partir de la tierra, transformándose del barro en pequeñas obras de arte, prístinas y puras.

 

 

Una mezcla entre la firmeza de una escultura y la suavidad inherente a la pincelada de un cuadro, en un equilibrio que recuerda la armonía de la naturaleza y que, como un fluido, se adapta perfectamente a su contenedor, embelleciéndolo con sustancia, grosor y valor.

 

INFO: Instagram/ @maxinealvarez